Capítulo 4: Nacho

En el colegio, Paula miraba por la ventana, pensativa. Llevaba así dos semanas ya... era incapaz de concentrarse en las clases. ¿Para qué servían los estudios? Ella lo único que quería era sentarse en su cómoda cama y jugar sin parar a Connect3... había hecho miles de amigos ya. Entre ellos, quien más le gustaba era su amiga Sara. Mucho más simpática y guapa que Carolina, desde luego. Vestía de forma espectacular. Claro que no sabía cómo era en la vida real pero ¿por qué iba a ponerse un aspecto distinto? Seguramente era Paula la única que hacía eso, y todos los demás jugaban a seguir siendo populares en internet, aunque ya lo eran en la realidad... al menos, eso era lo que ella pensaba.

-Paula, ¿en qué piensas?-dijo Dani burlonamente, sentado a su lado. 

-¡Déjame en paz! ¿Quieres? 

-Vamos, es una pregunta, no te pongas así-respondió el chico. Sonó el timbre que ponía fin a las clases y Paula se levantó ansiosamente, recogiendo con rapidez su mochila.
-¿A dónde vas? Parece que tuvieras un novio secreto-rió Dani.
La chica, molesta, ni siquiera le contestó. Sólo pensaba en su ordenador.
Y Dani, desde lejos, se la quedó mirando. Ojalá nunca se diese cuenta de que sus bromas eran sólo un pretexto para llamar su atención...

Paula llegó a casa. Se conectó sin siquiera saludar antes a sus padres. Se cambió de ropa. Revisó los mensajes que sus amigos le habían mandado el poco tiempo que había estado desconectada. Había un mensaje, entre ellos, de un chico desconocido.
Hola!
Ayer, cuando estabas en el café de la esquina del hotel C, estuvimos juntos, pero no me dio tiempo a hablar contigo ni a agregarte a mis amigos. Sin embargo, me gustaría que nos conociéramos mejor. ¿Puedes quedar a las tres en el bar de Poppy? 
Te espero!
Nacho. 


Paula, emocionada, miró la fotografía virtual de perfil de Nacho. Parecía un chico encantador, y era muy guapo... dirigió a su avatar al bar de Poppy. Quería conocer a aquel chico que se había fijado en ella-o en su avatar, mejor dicho-por encima de las demás chicas curvilíneas y perfectas del local.
Llegó y enseguida le reconoció. Se sentó a una mesa con él. Chatearon durante dos horas, y dieron un paseo por el barrio, después de que Nacho le enseñara a Paula su casa virtual. Fueron al cine y vieron una corta película. Nacho le cogió la mano a Paula dos veces... virtualmente, pero a Paula le pareció un contacto casi real.
Cuando por fin, a la una de la madrugada-las diez de la noche en el juego-hubo de desconectarse, sólo podía pensar en una cosa: Nacho...