Cuando creías que la herida ya estaba cerrada...
Cuando pensabas que el corazón se había endurecido...
Cuando todo volvía a ser como antes...
Es entonces cuando, de pronto, te decides a asomarte a tu interior.
Y descubres la verdad.
La herida todavía sangra, el corazón todavía agoniza, tratando de olvidar lo inolvidable, de no imaginar lo inimaginable, de no soñar con lo imposible.
Es entonces cuando estallas y las lágrimas que guardabas con tanto cuidado brotan a raudales.
Es entonces cuando descubres que, contra todo pronóstico, todavía te importa.
No se puede luchar contra el corazon
ResponderEliminarSe fuerte :)
(por cierto, me ha enamorado el texto con tu permiso lo voy a poner en imi tanblon de tueni *_*)
1beeso
Ya. Y duele, ¿verdad?
ResponderEliminarClaro, Sara, puedes ponerlo ;)
ResponderEliminarY sí, Lune... duele muchísimo.