Capítulo 26: mentalmente idiota

(del diario de Dani)


Ese chico me daba mala espina. Muy mala espina... y sabía por qué.
Por Paula.
Todo me decía que entre nosotros, la pelea no había terminado aún. No tenía un solo motivo de queja para Paula, pero para él, en cambio... tenía muchos.
Después de que se disculpara, le seguí, sigilosamente, por detrás.
Él se escapó hasta la esquina del patio y, como un espía, miró a un lado y al otro.
Hubiera querido que no me viera jamás...
Pero, inevitablemente, me descubrió.
-¿Qué haces aquí?-me preguntó, levantando la barbilla con chulería.
-Perdona, no sabía que el patio fuera privado-resoplé yo.
-Mira, me parece muy bien que vayas por ahí con ese numerito de ser el novio de Paula, pero...
-¿Qué numerito? Estás metiéndote en terreno minado, tío. Espero que sepas lo que haces-advertí, cada vez más enfadado con el chico nuevo.
-¿No te das cuenta de que hay chicas más guapas por ahí que ella?-dijo-. No sé, por ejemplo esa rubia de la clase... no parecía tener novio, la verdad. ¿Por qué no vas y pasas el rato con ella?
-Oye, cállate ya o...
-Venga, admítelo. No es la más solicitada de la clase, la verdad.
-Y entonces, ¿por qué demonios le vas detrás?-pregunté.
-Porque yo tenía un propósito en Connect3: y era que Paula saliera conmigo. En el juego ella estaba bien, era una chica... con clase. Pero ahora veo que no lo es.
A pesar de la furia que me ahogaba al oír hablar así de ella, seguí hablando:
-¿Y por qué sigues fastidiando, entonces?
-Porque después de que ella me dejara colgado, en el juego, dije que yo nunca perdía de esa manera. Y, como ves, no pienso hacerlo.
-¿A qué te refieres?
-A que ya puedes andarte con cuidado, o Paula terminará dejándote muy pronto... y luego, al cabo de unos días, te vendrá corriendo, buscando un hombro donde llorar.
-¿Por qué, si puede saberse?
-Porque pienso conseguir que salga conmigo, y después dejarla como ella hizo conmigo...
-¡Estás pirado! Era un estúpido juego de Internet.
-No tan estúpido, cuando te dan en el orgullo.
-Menudo psicópata. Aunque lo intentaras, Paula jamás saldría contigo.
-Eso lo veremos.
Ni siquiera valía la pena partirle la cara a aquel descerebrado. Sólo tenía que hablar con Paula.
Ella se encargaría del resto.