Excursión imperfecta

Hoy he tenido una excursión algo extraña...
Carol y yo íbamos a ir juntas, como cada sábado, a montar por el campo, durante aproximadamente dos horas. Parecía que iba a ser la mejor de las excursiones, porque la escarcha había cubierto la montaña y coloreaba de blanco el terreno, dibujando con el hielo fantásticos diseños sobre las hojas caídas de los árboles. Los charcos estaban helados y el sol brillaba en el cielo. Una mañana perfecta para una excursión perfecta.
Han venido también mi hermano con un amigo suyo. Eso era todavía mejor; primero, porque ya no estoy enfadada con mi hermano, así que no me importa que venga; y segundo, porque él y su amigo saben muchas más rutas de excursión que Carol y yo, que siempre nos limitamos al mismo campo.
Hemos ido por un camino precioso, entre los árboles de hojas rojizas, y hemos llegado a un claro desde donde se podía abarcar con la vista la montaña entera. Era increíble.
Ahí ha llegado el problema. Mi hermano ha bajado de su caballo-un potro joven al que está domando-para descongelar un charco con el simple método de tirar una piedra en él, para que pudiéramos pasar por encima. Por desgracia, el caballo ha escapado, primero al paso, pero luego a un galope tan rápido que mi hermano ha tenido que requisar el caballo de Carol para atraparle. Ha habido una persecución de media hora que ella y yo hemos pasado sin hacer nada, yo tratando de calmar a Carol y ella más histérica que un gato en el agua... :s
Luego, mi hermano se ha equivocado de camino y por eso la excursión ha durado una hora más de lo que debía.
Sin embargo, nos lo hemos pasado muy bien, y al final, cuatro horas de excursión no han parecido tantas. ¡Es lo que tiene montar a caballo!