Carol

Tiene algo especial; se puede decir que no es como mis otras amigas. No es una plasta cargante, tampoco una risa descontrolada o un genio irascible... es simplemente distinta. No sabría bien cómo definirla, sólo como a una amiga de las de verdad.
Lo primero que piensas cuando la conoces es en la famosa canción: Carolina, trátame bien... pero enseguida dejas de cantarla al ver su mirada traspasadora, como si tuviera rayos x en los ojos. Te deja claro sin palabras que mejor cantes otra cosa. Cuando hay más confianza, te da un puñetazo en el brazo ;).
Somos amigas desde hace poco tiempo, casi ni hemos tenido tiempo de hablar porque sólo nos vemos los sábados, pero nos ha bastado para saberlo todo la una de la otra, o casi todo, creo. Simplemente, es esa conexión que no buscas pero que surge con determinadas personas: yo la llamo amistad.
Es bajita, morena, de pelo negro, largo y rizado. La típica chica, claro, pero cuando la conoces ya no te parece para nada típica, y lo digo en el mejor de los sentidos, ella lo sabe.
Ojalá pudiéramos vernos más, y, como cada sábado, ir a montar y contarnos nuestras paridas... durante el colegio sólo pienso en dos cosas: en suicidarme y, como opción alternativa, hablar con Carol. Cuando esta segunda opción se convierte en primera, le envío un mensaje, para no perder el contacto (no hay nada peor que eso entre las amigas).
Si escribo esto es porque sé que ella lo va a ver, y que se morirá de risa o de vergüenza, no sé de cuál de las dos, y que también le parecerá una cursilada viniendo de la Mónica a la que ella conoce, pero es sólo para que la sepa lo muchísimo que la echo de menos todos los minutos del día... ¡ojalá pudiéramos cumplir nuestras fantasías en clase e irnos de excursión por la montaña! ¿Verdad, Carol?
Que sepa sólo que ella es la mejor, y que si dice que no tiene amigas de verdad... aquí tiene a una.