Mónica
Me sentía mal por la confusión en que estaba metida; quería hablar con Jack y no volver a ver a Chris, que se me antojaba como un monstruo capaz de derribar en un instante mi felicidad. Yo había compartido mi pena interior, la muerte de las dos personas a quienes yo más quería y necesitaba en el mundo, con dos chicos, y ambos me habían abandonado. ¿Había hecho yo algo malo? ¿Acaso les había dejado de lado alguna vez, en el pasado? ¿Qué razón había para que no quisieran hablarme, entonces? Yo sólo me mostraba como era, y ellos parecían aceptarme e incluso admirarme. Después salían corriendo, dejándome hecha un trapo que pensaba todo el tiempo cómo pudo ser tan idiota para creer que las personas a quienes quería no se iban a escapar, de una forma u otra. Ya me había pasado con mis padres, y aquel trauma, el mayor de todos con indudable diferencia, me había hecho protegerme contra el exterior... Chris y Jack habían podido con la coraza, la habían destrozado y, tras dejarme en carne viva, se habían marchado sin más.
Mis deseos se vieron irónicamente contrariados: Jack no me llamó ni se puso en contacto conmigo de forma alguna, y no sentí el valor para hacerlo yo, y Chris se presentó en mi casa al final de la tarde.
-¿Quién eres?-preguntó mi tío, temeroso de que aquel fuera mi novio secreto. Con su cazadora y sus cigarrillos a medio fumar, no era el candidato idóneo; más bien parecía, por lo menos a mis ojos, un niño disfrazado, aunque al resto de chicas les gustaba su aspecto.
-Soy un compañero de clase de Courtney-se presentó-. Me llamo Christian. ¿Está Courtney en casa?
-Sí... Pasa, pasa. Está en el salón, segunda puerta a la derecha.
Yo había oído toda la conversación, y me apresuré a fingir que estaba estudiando tranquilamente.
-Hola, Court-dijo él.
-¡Ah! Hola. ¿Qué haces aquí?-pregunté, simulando sorpresa.
-Venía a pedirte... el libro de mates.
-Lo estoy usando ahora...-respondí, poco convencida con su explicación. Hacía por lo menos tres años que Chris no me pedía los libros a mí. Además, ¿es que alguna vez había hecho los deberes?
-Entonces, ¿podemos hacer los deberes juntos?
Su pregunta me pilló por sorpresa, por lo que el hecho en sí significaba y porque el tono indeciso que utilizó al formularla me trajo recuerdos a la cabeza. Recuerdos de cuando utilizaba ese tono para hablar conmigo, en lo que casi parecía otra vida.
>>-¿Qué te pasa, Chris?
-Nada, Courtney.Tranquila.
-Ha vuelto a pegarte ese chico de quinto-dije yo, cruzando los brazos sobre el pecho y sacudiendo los bucles rubios en señal de desaprobación.
-No... bueno, sí-Chris me sonrió con sus grandes ojos castaños. En tercero, un niño flaco y alto nada tenía que hacer contra un matón de dos años más..
-Imagina que tienes poderes... Que eres superfuerte. Y le das a ese chico un tortazo tan grande, que llega hasta China. Y allí tiene que vivir para siempre bajo el comunismo, que es una cosa horrible que hace que no puedas hacer nada por ti mismo. Te eligen la casa y hasta el trabajo. ¡A él le toca basurero!
Había conseguido que sonriera.
-¿Me contarás siempre historias como éstas, Courtney?
-Claro que sí. Siempre.<<
Comenzamos a hacer los ejercicios. Yo debería estar... ¿enfadada por su abandono? No, no estaba enfadada, sólo triste. Lo que me desconcertaba era lo que había dicho de la revista, nada más.
Antes de terminar siquiera el segundo ejercicio, se me quedó mirando.
-¿Ocurre algo?-le pregunté.
-No... bueno, sí-dijo, repitiendo la frase que dijo aquel día de la historia sobre el matón y China; todavía era el mismo niño flacucho de tercer curso, en el fondo.
-¿Y qué es?-¡como si no lo supiera ya!
-¿Era yo el chico del que hablabas en el programa de televisión?-me soltó.
Me quedé callada, porque aunque hasta entonces tenía muy claro de quién hablaba en la novela, se me acababa de ocurrir una posibilidad al pensarlo así, sin más: ¿era él...?
Repasé mi novela mentalmente. Jay y Jess se conocían desde pequeños. Jay era tímido pero gracioso, la defendía y al mismo tiempo le hacía bromas. Se enamoraban en verano...
Eran los dos. Jack y Christian. Ambos eran Jay. Sin embargo, Jess era sólo yo...
-No eres tú solo-respondí finalmente. Sabía que podía ser sincera con Chris, y que no diría nada; él me había dejado de lado, pero seguía defendiéndome cuando algún chico de la clase me criticaba delante de él. Lo sabía, aunque no se lo había dicho.
-¿Y quién es el otro?-preguntó Chris con dureza-. ¿Ese Stevens?
-¿Cómo lo sabes?-pregunté yo sin poder evitarlo. La pregunta me había cogido totalmente desprevenida.
-Dicen que habéis pasado el verano en el mismo sitio. Además, vi cómo le mirabas el otro día.
Lo dijo con un tono tan indignado y ofendido, como si yo tuviera alguna responsabilidad ante él, que me indigné yo también:
-Pero bueno, ¿a ti que más te da? ¿Te enfadas ahora que me gusta otro chico? ¿Qué es esto, un rollito de ni contigo ni sin ti? ¡Tú has salido con un montón de chicas! Y además, hace años que no hablamos-puntualicé.
Él se quedó en silencio y, de pronto, se levantó.
-Tienes razón. ¿Sabes qué? Vete con tu amigo Jack y cuéntale a él lo que quieras. Tú y yo hemos terminado.
-¡Si nunca ha habido nada!
-Lo hubo, Courtney. Ya me entiendes-dijo él, muy serio. Y le entendí perfectamente. Una amistad como la nuestra era mucho más que cualquier rollo que hubiera tenido con las chicas de clase.
-No hemos acabado los deberes-rezongué yo con ironía.
-¡Como si hubiera venido por eso!-exclamó Chris, cerrando la puerta tras de sí.
Me quedé helada, sentada en el sofá, meditando sobre lo que acababa de pasar. Realmente, hubiera podido decirle a Chris que Jay estaba basado únicamente en él, y entonces, quizá, todo hubiera sido como yo siempre había soñado... Pero no podía. Ya no.
Chris no podía acaparar mi corazón; no ahora que una parte tenía ya un inquilino.
Oooooooh está genial! Eso sí que no me lo esperaba!
ResponderEliminar¡Continúa por favor!
Girl
esta genial tu nove, me encanta como escribes, sube pronto
ResponderEliminarbesos anastasia :)