Con miedo a la muerte

No sé apenas cómo comenzar esta entrada, sólo sé que necesito escribirla; he de hacerlo. Estoy en mi cuarto, y tengo la cara llena de lágrimas. El motivo es mi abuelo. 

Por la estupidez de fumar, que no dejó hasta que el oxígeno comenzó a fallarle, ahora tiene los pulmones podridos, negros, como en las fotos de Google sobre los pulmones de la gente que fuma. Mi madre está hablando ahora por teléfono como mi prima mayor, y habla sobre que se ahoga, que le fallan las manos y los pies... le he preguntado si va a morirse. Me ha dicho que "hoy" no, pero que seguramente morirá pronto, porque el pulmón no va a aguantarle. Hace mucho que no le veo, y lo que más miedo me da es no despedirme de él. 

Le tengo mucho miedo a la muerte. No quiero perder a ninguno de mis seres queridos, nunca. No sería capaz de resistir una sola pérdida, estoy segura. Muchas veces he pensado lo que haría si muriera mi madre, pero ahora resulta que tengo ante las narices la próxima muerte de mi abuelo. No sé lo que voy a hacer, pero lo pasaré muy mal, de eso estoy segura. Por suerte, creo en Dios, así que creo que irá al cielo, con mi abuela, su mujer... y eso me consuela a menudo, porque él allí estará mucho mejor que aquí. Pero aunque él esté bien, ¿y nosotros? Sé que Dios quiere tener a mi abuelo para él, pero yo también quiero tenerlo para mí, no quiero que se vaya todavía... le necesito conmigo, a mi lado, para que pueda hablar con él sobre sus recuerdos de la universidad, sobre mi abuela,  que murió cuando yo era pequeña tras soportar tres cánceres, sobre libros y sobre escribir, que nos encanta a los dos... no puede ser que muera, no ha de morir. Y sin embargo, ahora eso está tan cerca... 

Todos hemos de morir, eso lo tengo claro. Pero me cuesta tanto aceptarlo, ¡ojalá nunca nadie tuviera que pasar por la dura prueba que es perder a la gente a la que quieres!