Aquel día, Paula despertó, como movida por una alarma interna, una hora antes de que sonase el despertador. La luz roja y parpadeante del reloj indicaba que eran solo las seis, pero Paula, de forma ilógica, ya que había estado en el ordenador hasta altas horas de la madrugada, no tenía sueño.
Se conectó de nuevo en cuanto saltó de la cama. Ni siquiera sentía el frío que le erizaba el vello de los brazos. La única temperatura existente para ella en aquel momento era la del juego, y como estaban en plena primavera, sólo sintió un calorcillo agradable que le transmitía su avatar, como si estuvieran conectadas por un vínculo invisible e inaccesible.
Se paseó por la ciudad, donde se abrían recientemente los cafés y los locales que habían permanecido cerrados durante la noche, y algunos avatares volvían de fiesta a aquellas horas, muy cansados según indicaban sus niveles de salud, situados sobre sus cabezas. Ninguno de ellos le sonaba, y era bastante normal, porque cada día se registraban mil nuevos usuarios y se le hacía imposible conocerlos a todos, o a la mitad únicamente. No creía conocer a más de cincuenta personas, aunque multiplicaba su número de conocidos a diario. A pesar de ello, a la mayoría ni los recordaba, sólo a los más especiales... como a Nacho.
Por eso se había despertado pronto. Porque quería ver si era a aquellas horas en las que Nacho se conectaba para dejarle mensajes. Porque quería hablar con él... si seguía enamorado de ella como antes, olvidaría a Mark, porque había llegado más tarde. Si no... volvería a sus abrazos y a sus virtuales caricias, y a sus charlas profundas, que tanto echaba de menos en aquel momento. La sensación de sentirse meta de felicidad de dos chicos la tenía en creciente autoestima, ya que nunca le había ocurrido, y no le disgustaba. Mónica era solo un triste y borroso recuerdo de su mente. Cualquiera que le hablase en la vida real y no tuviese un avatar en Connect3, para ella no era absolutamente nadie.
El caso es que pronto vio que Nacho sí estaba conectado. Le dio un vuelco el corazón y se dirigió hacia el local en el que, según su indicador, estaba.
Entró y vio a bastante gente para ser tan temprano. Le sorprendió un poco, pero siguió adelante.
Enseguida le vio. Allí estaba, tan guapísimo su avatar como debía ser en persona, con su cabello castaño, algo largo y liso reluciendo incluso dentro del local oscurecido, sus grandes ojos marrones e inteligentes, alto, delgado, de piel morena... perfecto como siempre.
Y con otra chica.
Sin decir nada, y aguantando las lágrimas que empujaban desde el interior de la Paula verdadera, se dirigió hacia él sin que el chico lo notase. A lo mejor era solo una amiga; pero quería asegurarse ella misma. "Sólo están hablando, y aunque se abracen, pueden ser buenos amigos, como yo con Alexia. Sólo que su mejor amiga es una chica, nada más. Si no se besan..."
Se besaron.
La chica se separó de él riendo. En los bocadillos de conversación vio que le decía que era un romántico. Justo lo que ella había pensado.
-Así que éstas tenemos-dijo. Al principio, el avatar del chico no se fijó en que otro bocadillo de conversación había surgido tras él, pero su rubia y esbelta acompañante se lo señaló. Él lo miró sin más, porque, como supuso Paula, no estaba de humor como para incitar a su avatar a poner cara culpable.
-Paula, no es lo que crees.
-Claro que lo es.
-Te quiero, lo sabes-dijo él, apartando momentáneamente a la otra chica, que se fue de allí enfadada.
-No es cierto.
-Sí lo es.
-No.
-Sí.
Paula, incapaz de seguir hablando con él, se alejó cuanto pudo, pero él la siguió. El hecho de que le hubiera agregado como amigo le permitía que pudiera entrar en su propia casa, así como ver dónde estaba a cada momento, por lo que le siguió repitiéndole que la quería. Pero ella no lo creía, y terminó por desconectarse.
Su madre vino en aquel preciso instante.
-Oh, estás despierta. ¿Ocurre algo?-preguntó precoupada, al ver la mirada triste de su hija.
-No, mamá, tranquila. Es sólo... problemas de amistad, pasará pronto.
-De acuerdo-sonrió su madre-. Sabes que puedes contarme lo que sea.
De pronto, Paula tuvo un impulso de echarse en los brazos de su madre y llorar protegida por su abrazo, como cuando era pequeña, y contarle que veía que se obsesionaba con un mundo que no era el suyo, pero se contuvo. Aquello significaría perder Connect3, y aunque no estaba segura de querer seguir conectándose, lo que sabía era que no quería perderlo todavía. Lo que no sabía era que Mark había estado observando la escena en el mundo virtual.
En el colegio, Dani le preguntó si le ocurría algo.
-No es nada-dijo ella enfadada.
-Oye, sólo quiero saber si estás bien-se defendió él.
-Ya, para luego burlarte de mí, ¿no? Pues no, gracias.
-Simplemente quería saber si te ocurría algo. No soy tan malo como tú crees, ¿vale? Ni hago tantas cosas para molestarte como les cuentas a tus amiguitos del ordenador.
Paula le miró sorprendidísima, y el chico se dio cuenta de que había metido la pata.
-¿Cómo sabes...?-comenzó ella.
-Yo... he de irme-respondió el chico, alejándose a toda prisa.
Mónicaaa :)
ResponderEliminarMe he ido poniendo al día con toda tu historia, es verdaderamente interesante, me ha enganchado muchísimo si te soy sincera;)
También he leído las entradas sobre tus pensamientos y sentimientos; con la mayoría de las cosas que escribes me siento totalmente identificada!
En fin a ver como sigue la historia que me has dejado una clase de intriga impresionante:)
Por cierto siento no haberte comentado muy a menudo he tenido problemillas que ya pasaré a contar en mi blog si?
Un besazo enoorme preciosa & SIGUE ASÍ!
bieeeeeeeen! me gusta dani. sí sí, me gusta. pobre de ti que pares ahora. pulica otra vez pero ya!
ResponderEliminaryo qiero a daniiiiiiii!!!! xD pobre chaval no le hace ni caso xD me a gustado mucho el capitulo.
ResponderEliminarUn besooo ;)
Wauu Mónica! amo tu novela en serio :)
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