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- Marta.
- Una persona como cualquier otra, que necesita escribir tanto como respirar.
miércoles, 8 de junio de 2011
Capítulo 7: La quieres a ella
-La verdad es que ya salíamos antes del verano, Courtney.
Yo escuchaba callada su confesión, mientras Jack me contaba la historia entre Kath y él mismo. Una historia preciosa... La voz de Jack me la relataba por teléfono.
-Nos conocemos desde los tres años. Siempre hemos sido muy amigos, desde niños. Si tenía un problema, sabía que podía contárselo. Siempre tiene la palabra adecuada para cada momento. Es como una hermana para mí.
Yo seguía en silencio. Esa confesión me traía dos recuerdos a la memoria: el primero me hacía pensar que yo había creído parecerme a su hermana... y ahora resultaba que su hermana era la viva imagen de Kath. No lo entendía. Quizá veía a Kath como a una hermana mayor, y a mí como a Sophie, su hermana pequeña. El otro recuerdo era sobre algo que no quería mencionar: un amigo parecido que tuve yo una vez... Pero no, no debía pensar en ello. Estaba olvidado.
Por lo demás, ¿qué me importaba a mí lo que hiciera esa chica? La odiaba sin conocerla. No quería saber nada de ella.
-Va a mi curso; es realmente una gran persona, pero...
-¿Qué?
-Pero has aparecido tú.
-Ya, pero a ti te gusta ella-tragué saliva para formularle la pregunta más importante que quería hacerle-: ¿Te sigue gustando? Si no, no saldríais, ¿verdad?
Se hizo el silencio de nuevo, y al final respondió, con un suspiro:
-La verdad es que no lo sé. No estoy seguro de nada. Lo que sé es que quiero estar contigo, pero no quiero dejar de estar con ella.
-Si lo que propones es un trío, puedes ir olvidándolo.
-¡No seas tonta, Courtney! Aunque yo quisiera-que no es así-no solucionaría nada. Es que tú eres tan... tan parecida a mí. Es como si pudieras entender hasta mi más mínima reacción. Ella en cambio, no es igual. Me conoce profundamente por haber estado conmigo tantos años, y siempre me escucha. Pero somos totalmente distintos.
-Genial. Dicen que los opuestos se atraen-ironicé yo, secamente.
-Pues parece que a mí me atraen los opuestos y los iguales-se rió él.
-Ya. Yo creo que lo que pasa es que la prefieres a ella porque es mayor, y posiblemente más guapa que yo, la niñata de catorce años.
Me sentía como una envidiosa niña pequeña que peleaba con otra por la atención de la profesora de párvulos.
Jack resopló bruscamente:
-¿En serio es eso lo que te importa? Quiero decir, influye, pero... En fin, que las dos sois muy guapas. ¿Contenta?
-Claro.
Me quedé pensando en aquella estéril conversación. Nada de aquello cambiaba la realidad. Me serené y le dije:
-Mira, Jack, tú sientes lo mismo por dos chicas, pero lo cierto es que yo sólo siento esto por ti. Y si tú no sientes lo mismo, no creo que, aunque tuviéramos algo, saliera bien.
-Pero...
-No, Jack. Lo digo por el bien de los dos, y lo sabes. Tú, en el fondo, a quien quieres es a Kath; piénsalo. Llevas con ella toda la vida. Yo soy una chica del verano; pero soy una persona, al fin y al cabo, una persona a quien ya han hecho demasiado daño. Es mejor, incluso, que no volvamos a hablarnos. Sería malo para ti, y para mí; no quiero estar sufriendo por un chico que sale con otra.
-Vamos, Courtney, yo...
-Tú a mí no me quieres, y no hay más que hablar. Simplemente te gusto, te intereso... lo que sea. En verano, las cosas se ven desde otra perspectiva, eso es todo-le interrumpí.
-No es por el verano-rebatió él.
-Te lo estoy poniendo fácil, Jack: sal con Kath. Punto.
Le colgué el teléfono, porque podía prever que las lágrimas iban a estar acompañándome el resto de la noche. Lloré como una magdalena durante horas. Ansié que mi madre entrase, me acariciase el cabello, mientras yo me desahogaba contándoselo todo...
Por desgracia, era algo que mamá no volvería a hacer.
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