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sábado, 11 de junio de 2011

Capítulo 9: Búsqueda


-¿Quién debe ser Kath?-le pregunté a Sharon.
Nos fuimos al pasillo en la pausa entre clases para intentar comparar opiniones.
-Pregúntale a Jack-sonrió ella.
-Sí, y luego me tiro de un puente. ¡Vamos, Sharon!
-Vale, vale. ¿Por qué no hablas con alguno de su curso y le preguntas? Dile que tienes que darle algo. Aunque ¡espera! Realmente, soy tonta. Tengo el anuario en la mochila: busquémosla.
Entramos en clase y cogimos el anuario de Sharon. Pasamos las páginas hasta llegar al curso de Jack, y pronto encontramos en su clase a dos Kaths.
Una era morena, de ojos castaños y pestañas espesas, nariz recta con algunas pecas en su piel oscurecida por el sol, labios finos que se curvaban en una sonrisa cándida y llena de vida. Su pelo era castaño y liso, hasta el pecho.
-¡Mierda!-mascullé yo.
-¿Qué pasa?-me preguntó Sharon, sorprendida.
-Es guapa y parece buena chica, tal como dijo Jack. Ni siquiera tiene un grano o unos ojos que oculten un brillo malvado.
-Bueno, puede que no sea ella, sino esta otra-respondió mi amiga, señalando la fotografía de la otra Kath con el dedo índice.
Estaba también relativamente morena, aunque no tanto como la otra. Su pelo era negro, con los extremos rizados, cayéndole por la espalda, y un pequeño rizo rebelde en la frente. Sus ojos, de un negro profundo, tenían un brillo de simpatía y diversión. La pequeña nariz respingona y los labios gruesos, ocultando a medias unos dientes blanquísimos, completaban su fisonomía de aspecto travieso, como de niña pequeña.
-No tengo ni idea de cuál de las dos puede ser-dije, dándome por vencida.
-Yo creo que es Kath Sommers-dijo Sharon, señalando a la Kath de cabellos lisos y castaños.
-Pero la otra, Kath... Willis, puede ser ella perfectamente.
Sharon me indicó que mirase al fondo del pasillo con un gesto vacilante:
-Bueno... creo que eso solo puede hacerlo la Kath que dice Jack; y es Kath Sommers.
Miré hacia donde me decía.
Al fondo, Kath Sommers estaba abrazando a Jack, con la cabeza apoyada en su hombro. Él le acariciaba el pelo y le decía algo que no alcancé a oír.
Jack no me vio.
Pero Kath sí, y la mirada asesina que me lanzó fue suficiente como para quitarme todas las dudas que me quedaban respecto a si era ella la Kath que buscaba.
 

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