(del diario de Alexis)
Nadie imaginaba lo que me depararía aquel día. Parecía que todo me iba mal. A mí; a Alexis. No podía ser normal. Al fin y al cabo, soy un ídolo. No me podían hacer eso.
Si el día anterior me había arreglado con esmero, intentando un look sencillo y agradable, que me hiciera alegre e inocente a ojos de Dani, como parecía Paula, hoy quise algo distinto. Busqué algo más atrevido en mi armario, como me parecía que era Nacho. Una minifalda vaquera y un top negro, con unos grandes aros plateados en las orejas, me hizo sentir lo suficientemente a la altura como para que Nacho me pidiera salir al instante. No es que necesitara estar a su altura, porque lo estaba ya, pero lo que sí era claro es que a él le gustaría que me arreglase ex profeso para verle. Caería al instante; ocurría siempre.
Mi pelo lo dejé de nuevo suelto, pero esta vez me lo ricé con algo de espuma. Parecía una salvaje cascada de oro, y combinaba de maravilla con el resto de mi aspecto. Cada día me las arreglaba para parecer más encantadora, y no sabía cómo.
A la entrada del colegio, vi a varios chicos mirarme, por no hablar de los que me silbaron; me ocurría todos los días, pero ése más que nunca.
-Hola, Nacho-sonreí de forma seductora, como le había visto hacer a él-. ¿Listo para empezar a trabajar?
-Claro, claro-respondió de forma ausente. Ni siquiera me había mirado. Seguí con la vista la dirección que seguía su mirada. Llegaba hasta Mónica. No lo entendía.
-¿Qué... estás haciendo?
-¿Crees que Mónica saldría conmigo?
-Pero... no, a ti te gusta Paula. No puedes salir con Mónica. No, de ninguna manera-se me escapó. Él me miró sonriendo.
-¿Por qué te pones así?
-No me pongo de ninguna forma.
¡Pues claro que me ponía así! ¡Dos pringadas robándome a los dos mejores chicos de la clase en unas semanas! ¡No era nada justo! ¡Es más, era una locura! ¿Es que Nacho no me veía? ¿Se habían vuelto ciegos los chicos guapos o qué?
-Ya, bueno. Voy a hablar con Mónica.
Vi con impotencia como Nacho se dirigía a Mónica, y ésta, al principio sorprendida, hablaba con él con una naturalidad increíble. La vi reír mientras se enroscaba el pelo en un dedo. La típica reacción ante un flirteo, ¿eh? Pero no. No con Mónica.
Fui también hacia Nacho.
-Eh, Nacho, he pensado que podríamos comer juntos luego-dije, cogiéndole del brazo con una sonrisa.
Él también me sonrió.
-Me parece bien, guapa.
-Pero has dicho... que comerías conmigo-protestó Mónica, intentando no hacer notar su contrariedad.
-Comeremos los tres juntos. Así hablamos del asunto Dani y Paula.
Se soltó de mi mano y acarició la de Mónica mientras me sonreía ligeramente.
-Nos vemos a la hora de la comida, ¿eh?
Nacho se alejó, y yo observé a Mónica, fulminándola con la mirada.
-No te acerques a él. No tienes posibilidades, y si lo intentas... ya sabes.
Observé complacida su mirada de indignación, y me alejé hacia Nacho. Él me cogió de la cintura, y me sentí otra vez como la reina victoriosa que era.
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